lunes, 2 de noviembre de 2015

CAVILACIONES III: Soplete

El olor a chamuscado, a carne quemada, a cabello encendido, se esparcía en el pequeño cobertizo a las afueras de la ciudad.


Nunca me había imaginado que los ojos reventaran como palomitas de maíz al contacto con tan alta temperatura. 



Especialmente en un ser aún vivo que sentía como iban hinchándose sus globos oculares, como la presión iba abriendo venas y piel en su camino, caminitos sanguinolentos que se llenaban del bermejo  líquido hasta reventar en secas carnes quemadas y abiertas.



Se tocaba lo que quedaba de sus ojos con los dedos, llorando y gritando cosas ininteligibles entre lágrimas y saliva.



La flama azul con ese sonido a suave zumbido tocaba ahora la carne de sus brazos, el lugar era tan pequeño que a donde corría podía alcanzarlo con sólo tres pasos. Su cabello ardía por momentos y lo golpeaba con sus manos quemadas para apagarlo.



Por diversión, le arrancaba la ropa que quedaba pegada a su piel después de pasar mi flama azul por ella. La tela se desprendía junto con trozos de piel que le dejaba huecos sangrientos en el lugar despellejado. Su cuerpo era extraño ahora, casi sin cabello, su piel en carne viva le daba un color rosado como el de un cerdo hervido, sus ojos reventados, sus brazos negros quemados y sus pies que habían perdido los dedos por achicharramiento, le daban un aspecto asqueroso.



Tomé nuevamente mi instrumento encendiéndolo, gritaba apenas volvía a escuchar su sonido. Se agazapaba en una esquina cubriendose con los brazos suplicando, pidiendo, llorando ¿por qué no se darán cuenta que eso excita más a engendros como yo? Ya no era el tipo amenazante y abusivo.



Ya no tenia fuerza para gritar más ni para seguir viviendo. No quería que muriera sin un gran final. Me acerqué descubriendo su rostro de un golpe con la misma empuñadura y dirigí mi flama a su boca que comenzaba a hervir haciendo burbujas que estallaban hasta desaparecer los labios, la lengua se freiría pronto.....



- ¡Diego, deja ese soplete por Dios! Me pregunto que pasa por tu cabecita idiota que te quedas hipnotizado cada vez que lo agarras. ¡Ahora ve con tu madre antes que te reviente a patadas por imbécil!




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