* Relato presentado al concurso "Fantasias Textuales" del Círculo de Escritores.
Hoy
quiero arrugar las sábanas contigo - pienso mientras veo tu cuerpo brillante
frente a mí, sales de la tina dejando la tibieza del agua, tu piel se eriza al
contacto con el aire, los vellos de tu cuerpo se levantan reclamando el calor
del líquido templado, me miras coqueta volteándote a recoger la toalla de felpa
blanca, el terciopelo de tu cuerpo invita a la caricia, te acercas a mí con
paso felino. Sentado en el pasillo admiro tu cuerpo helénico, tus senos se
mecen al vaivén de tu caminar, tus caderas derraman sensualidad y tus largas
piernas se delinean en cada movimiento. Levanto mis brazos para recibirte,
rodeo tu fina cintura y pegas tu vientre húmedo a mi rostro, cierro los ojos
apoyando mi mejilla en el desnivel cóncavo de tu ombligo y oprimo más tu cuerpo
contra mí. Mi nariz se llena de tu aroma, de tu olor a canela y menta. Te
levanto en mis brazos, desnuda, llevándote a la cama y te acuesto en ella
suavemente, como posando las alas incorpóreas de un ángel. Me miras sonriendo, viendo
mi mirada embelesada ante tu hermosura - La misma Venus admiraría tu beldad - susurro
extasiado. Arrodillado en el piso, como adorando una diosa, comienzo a tocar tu
cuerpo, acaricio tus pies diminutos, la curva de tu pantorrilla nívea, los
muslos albos y firmes como en las deidades de mármol, el ralo vello de tu pubis
se enreda sutilmente entre mis dedos intrépidos. Sigo subiendo por tus formas
llegando a las dos bellezas que se yerguen orgullosas invitando al amor, las
palmas de mis manos sienten el estremecimiento al tocar la dureza de sus cimas,
continuo a tu noble cuello, largo, suave y sensual, rozo tus labios con mis
dedos, tu nariz y tus parpados, los paso entre tus largos cabellos, digno marco
para la obra de arte que es tu rostro.
Acerco
mi cara a la tuya, mis labios presionan tu boca en un beso embriagado de tu
sabor a almíbar, nuestras lenguas se entienden en sutil dialogo mientras mis
dedos regresan al sagrado monte de la diosa, lo investigan, se internan en él,
encuentran la gruta del gozo y van introduciéndose en ella como rebeldes
conquistadores. Siento tu gemido dentro de mi boca al ser invadida tu intimidad.
Tu espalda se arquea facilitándome la conquista de tu sexo, tu respiración se
agita, libero tu boca de la prisión de mi beso y mis labios se dirigen a los
picos de tus senos. Mi boca toma el más cercano entre los dientes, prisionero
dentro de ella es embestido por mi cruel lengua, lo succiono con la desesperación
de la pasión por tu cuerpo, mis dedos siguen poseyéndote mientras tu respiración
se torna entrecortada, tus gemidos son ahora una súplica, aprisionas mis dedos
con las contracciones de tu gruta. Te miro a los ojos brillosos, dilatados y
con un beso hondo ahogo el suspiro de tu orgasmo mientras bañas con tus flujos mis
dedos conquistadores.
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