domingo, 25 de noviembre de 2018

LUCIFER


Hermoso Lucifer de grana rizo ¿Qué miran tus ojos con destellante rabia? ¿Qué enmarcan tus pestañas que rodean los rayos de fiereza que te carcome el alma? ¿Por qué las cejas fruncidas que apretujan tu nácar piel llenándola de arrugas? ¿Qué objetivo puede socavar tu alma haciéndote odiar con la mirada? Se inquirían querubines, arcángeles y ángeles en sacra reunión en la bóveda estrellada.

El precioso Lucifer lloraba escondido entre nubes de algodón, su sumisión. No se explicaba porque no podía ser tan amado como Dios. No era acaso el ángel más hermoso? Tan grandiosa belleza que si un mortal lo viera moriría de impresión.  Renegaba ahora de la divinidad que no dejaba escoger, al hombre, a quien amar. A la egoísta deidad amante de la omnipotencia.

Se rebeló entonces y levantó en dos bandos a los ángeles y  arcángeles, sus antiguos compañeros. Cuantas alas rotas sobre noble suelo. Guerra santa en verdad lo que provocó su creencia en el albedrío.

Echado fue, desterrado al mundo más vil y oscuro. Lucifer vagaba en la tierra, se arrancó las alas en un acto de rebelión contra la santidad de su significado. Marcas en forma de hoz quedaron en su espalda adolorida. Hoces ensangrentadas, recuerdos de la pertenencia al reino de su nombre.

Levantó los brazos al infame cielo, separolos fuerte abriendo montañas y en el medio aparecieron flamas que ardientes formaron camino al Infierno. Su nido, su fundo, el ardiente subsuelo que lo recibía como dulce hogar, donde esperaría a aquellos rebeldes que arranquen sus alas con sus propios dientes y llenos de orgullo, icen el tridente.


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