lunes, 15 de junio de 2015

CAPSULA



En la celda fría tomaba su cabeza sacudiéndola. La pared no había sido suficientemente dura para romperla totalmente y los dos por dos metros de su cárcel lo presionaban como si estuvieran achicándose a su alrededor cada vez más.


¿Qué clase de animal mataría a la autora de sus días?¿Qué clase de degenerado se regocijaría viendo apagarse los ojos de quien le dio la vida?¿Quién podría, en su sano juicio, separar la piel del cuerpo que lo acunó en sus brazos y vestirla a modo de capa a la usanza de los jefes de tribus africanas que lo hacían con los leones que cazaban? Nadie, completamente normal, usaría la piel del rostro de su madre como máscara mortuoria y sentiría un goce insano con estos actos.


Pidió al guardia un último vaso de agua antes de su ejecución, el hosco hombre se acercó a dárselo sin pensar en el brazo que rodearía su cuello en un segundo y lo presionaría contra los barrotes hasta perder el sentido.

Sacó las llaves del bolsillo del celador y salió corriendo hacia su última oportunidad de redención.


La máquina estaba ahí esperándolo, junto a la que le quitaría la vida en unas horas. Los pasos de los guardias que lo seguían se sentían cada vez más cerca y sólo atinó a lanzarse dentro de la capsula y accionar la fecha deseada, tenía que evitar lo sucedido.



Retrocedió en el tiempo, bendita invención de los últimos años, corrió a donde sabía que se encontraba, no podía dejar que pasara aquella atrocidad.


Entró despacio a la casa donde se hallaba. Descansaba delante del televisor. Volteó al sentir sus pasos, un hachazo le partió la cabeza antes de que un grito salga de su boca ya abierta. Los sesos salpicaron en paredes y sus zapatos ensangrentados. Ya estaba hecho, ya no sucedería. Ya no la conocería en esa fiesta campesina.


Salió caminando hacia la nada, mientras sentía como su cuerpo se desvanecía recordando los ojos de horror del que hubiera sido su padre y que le había heredado el gusto por la sangre en las manos, por la piel arrancada del músculo, por los gritos de dolor que extasiaban sus sentidos. 

12 comentarios:

  1. Espeluznante, Mendiel. Qué atmósfera más terrible y qué personaje. Deja a Norman Bates como a un vulgar boy scout. Me ha flipado mucho. Abrazos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Ragnar por esa comparación con Norman Bates, me sonrojo *.*

      Borrar
  2. ¡Muerto el perro se acabó la rabia! jaja, me gustó mucho Mendiel, muy inesperado. Ya puedo comentarte aquí, has hecho algún que otro cambio ¿verdad? Mola mucho. Un abrazo moza!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias Anita por tu comentario, celebro te guste el relatillo. Y si, este blog es nuevo, tuve problemas con el anterior. Iré pasando los relatos del antiguo aquí. Saluditos.

      Borrar
  3. Alucinante relato, Mendiel. Hemos viajado en el tiempo para salvar la vida, para darla a cambio de otras, por curiosidad, por anhelo, por venganza... Esta vez y de una manera aterradora y sorprendente, el viaje ha sido para extirpar el origen de la glándula del mal. Una genialidad con un inicio salvaje y un desenlace fantástico, revelador y sangriento. ¡Una pasada!
    ¡Abrazo, Compañera!
    Pd: Me encanta tu nuevo blog.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias compañero de letras, pues para algo habría de servir una máquina del tiempo, para que mejor que para anular el mal. Saludos.

      Borrar
  4. Buenísimo y escalofriante, Mendiel!! Una especie de bucle inevitable atrapa al protagonista, porque de no ser por su "herencia" no podría haber evitado el recibirla...

    Genial, me ha encantado :)

    Un abrazo!!

    ResponderBorrar
  5. Gracias Julia, pues si, hay herencias y herencias. Besos.

    ResponderBorrar
  6. Mendiel
    Da miedo y al mismo tiempo valoras al personaje por ser capaz de destruir tanto mal.
    Muy bueno. Ojalá existieran más máquinas del tiempo para evitar tantas cosas desagradables.
    Un saludo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario Conxita y por pasarme a leer.

      Borrar
  7. Escalofriante relato, Mendiel. Una atmósfera muy bien lograda.
    Un saludo!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias Federico por seguirme en mi nuevo blog, intento seguir mejorando. Saludos,

      Borrar