Mi amor por ti es
una autopsia, de esos rígidos e inertes pero perecedero y por siempre. Abran mi
corazón para encontrar el sentimiento que destila aún caliente y rojo. Las
venas alrededor se sienten aun llenas con los ríos de agua carmesí corriendo con
la emoción que emana un corazón enamorado. El latido del corazón partido en las
manos del cirujano hace vibrar su propia piel incrédula.
Ataque la piel
¡vamos! el órgano más grande en donde demostramos nuestro amor una y otra vez.
Aún encontrará ahí algunas huellas, índices, pulgares, palmas completas que
darán fe de nuestra pasión. Esas manchas rojas, son los hematomas de los besos
más profundos, de las mordidas de éxtasis, de las emociones en flor. Tome mi
piel como un lienzo donde el mismo Eros graficó su reinado.
Ahora el cráneo,
una cuchilla libera el órgano que nos dirige, el culpable de todas nuestras
dichas y desventuras, el culpable de que te ame como te amo, de todas las
frases con las que te enamoré y todas con las que te impropié. Pero a pesar de
eso me amaste sin importar la deformidad de mis anhelos, lo intrincado de mis
celos y la enferma paciencia que no tiene origen en ninguno de mis estudiados
órganos.
Solo me
queda pedir al buen forense que cierre mi cuerpo con los puntos más cuidadosos
para poder seguir amándote como te amo y tal vez rogarle que extraiga un poco
de mi corazón y lo incruste en mi cerebro cual Frankestein enamorado.
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