El
cuerpo del cerdo cuelga del gancho, abierto y degollado, la sangre se pierde
por la alcantarilla sucia de tripas y pegote de entrañas.
El
hijo idiota del carnicero bufaba salivando viendo la sangre y el balanceo del
animal muerto.
-
¡Fuera de aquí bestia anormal! ¡Sólo sirves para babear, si al menos me
ayudaras en el matadero, pero sólo sabes imitar como un simio! - gritó el padre
del infeliz mientras lo jaloneaba lanzándolo afuera y cerrando el lugar, se
fue.
El
idiota, sintiéndose instintivamente desafiado cruzó el patio hacia su casa.
Arrastró a su pequeña hermana cruzando el
patio nuevamente.
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